martes, 15 de diciembre de 2009

3º Domingo de Adviento

Queridos Herman@s:

Paz y Bien en Jesucristo que ya nos ha salvado.



La Fuerza y el Amor del Espíritu se quede en nuestros corazones.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Queridos Herman@s:

Paz y Bien en Jesucristo que ya nos ha salvado.




La Fuerza y el Amor del Espíritu se quede en nuestros corazones.

jueves, 10 de diciembre de 2009

Visita de Elio a la comunidad Discipulos y Misioneros

Queridos Herman@s:

Paz y Bien en Jesucristo que ya nos ha salvado.



La Fuerza y el Amor del Espíritu se quede en nuestros corazones.

martes, 8 de diciembre de 2009

Inmaculada Concepción

Queridos Herman@s:

Paz y Bien en Jesucristo que ya nos ha salvado.



La Fuerza y el Amor del Espíritu se quede en nuestros corazones.

viernes, 4 de diciembre de 2009

2º Domingo de Adviento

Queridos Herman@s:

Paz y Bien en Jesucristo que ya nos ha salvado.



La Fuerza y el Amor del Espíritu se quede en nuestros corazones.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Solemnidad de Cristo Rey


Queridos Herman@s:
Paz y Bien en Jesucristo que ya nos ha salvado.



La Fuerza y el Amor del Espíritu se quede en nuestros corazones.

viernes, 13 de noviembre de 2009

La Parusía Mc 13, 24-32 Misa del 15 de Noviembre

Queridos Herman@s:

Paz y Bien en Jesucristo que ya nos ha salvado.



La Fuerza y el Amor del Espíritu se quede en nuestros corazones.

viernes, 23 de octubre de 2009

Misa del Domingo 25 de Octubre 2009

¡Ánimo, levántate, el Señor te llama!


Lectura del Santo Evangelio según san Marcos 10,46-52



En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: - «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Muchos lo regañaban para que se callara. Pero él gritaba más: - «Hijo de David, ten compasión de mí.» Jesús se detuvo y dijo: - «Llamadlo.» Llamaron al ciego, diciéndole: - «Ánimo, levántate, que te llama.» Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: - « ¿Qué quieres que haga por ti?» El ciego le contestó: - «Maestro, que pueda ver.» Jesús le dijo: - «Anda, tu fe te ha curado.» Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino. 

Palabra del Señor.

La condición de Bartimeo es la de muchos hombres (cristianos) hoy en día. Se encuentran ciegos, no con una ceguera que les impida  ver colores y formas, sino con una ceguera espiritual. Ceguera ante la realidad que los circunda, ceguera ante el prójimo. Otro grupo de ciegos  son los que han perdido toda esperanza, toda ganas de hacer y hasta de vivir. Podríamos decir que al igual que Bartimeo están sentados al borde del camino, se  salieron del camino, han quedado fuera, excluidos, no siguen, están parados. Se han estancado en un lugar y no caminan más. Bartimeo fuera del camino se conforma con  la misericordia de otros, pide limosnas, lo que a otros les sobra, la lástima que otro pueda tener por él, lo alimenta. Así, para nosotros, esta mendicidad,  es encerrarnos en la negatividad de las cosas, a veces nos parecen tremendas y en realidad son pequeñeces. Todo esta mal, todo es violencia, no hay futuro. La vida es toda tremenda y ahí nos quedamos, cegados al costado del camino. Sin ganas de caminar más.
Sin embargo, el Señor, del que muchas veces escuchamos, aunque sea de oídas, pasa cerca de nuestra vida. Eso le pasó a Bartimeo, escuchó, que pasaba Jesús. Escuchó. Esta es la primera clave para todo lo que sucedió luego. Escuchar que viene Jesús caminando, es posibilidad de Sanación, Salvación, Redención, Nueva Vida. Inmediatamente comienza a Gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.» Qué belleza esta expresión, no es cualquier grito, es el grito de quien a puesto a Jesús en la más alta esperanza que tenía el Pueblo de Israel. El solo hecho de decir Hijo de David, es creer en la Promesa hecha por Dios a su pueblo, “de ti saldrá un retoño que yo elevaré y afianzaré su realeza. Seré un padre para él y él será para mí un hijo” (2Sam 7, 11-12) Él es el descendiente de David que será exaltado, que perpetuará el Reino, no el reino de la guerra sino el de Dios, de Paz y Justicia.
Allí nomás el evangelista pone los dos tipos de personas que están en nuestras comunidades, que siempre encontramos y que debemos aprender a amar y a perdonar. Aquellas personas que no soportan nuestros pedidos de misericordia, enseguida nos quieren callar, con la indiferencia, la desconfianza o la desestimación.  Es el grupo de personas a las que les molesta que Bartimeo grite. No quieren ser sacados de la fiesta de la procesión. Jesús viene caminando y esta bonita la fiesta, pero cuando un hermano se presenta inválido, ciego, con dificultades, ya no nos gusta tanto y hasta lo mandamos callar. Bartimeo no hace caso a estos seguidores de Jesús que quieren callarlo; al contrario, rebelándose, grita más fuerte. ¡Qué maravillosa actitud! Hermanos cuando nos quieran callar en un pedido de misericordia al Señor debemos Gritar ¡MÁS FUERTE!
Aparece allí el segundo tipo de personas que están en nuestras comunidades, aquellos que posibilitan la cercanía y el encuentro con el Señor. Eso que nos dicen: - “Ánimo, levántate,  el Señor te llama”. Esos hermanos que no nos sacan del camino, que no nos oprimen, sino que nos animan, nos levantan y acercan al Señor.
Por último en este encuentro personal con el Señor está el acto más Misericordioso y a la vez respetuoso que podemos experimentar. La pregunta del Señor: - ¿Qué quieres que haga por ti? Bartimeo podría haber pensado que el Señor le tomaba el pelo, pero no, el Señor es respetuoso de lo que necesitamos y escucha nuestra necesidad. No impone directamente su Sanación, hay que pedirla. Bien podría haber dicho el Señor: -¡Queda Sano¡ y Bartimeo hubiese recuperado la vista al instante, sin embargo Jesús necesita que nuestra boca pida lo que nuestro corazón necesita. Bartimeo podría haber pedido cualquier otra cosa, sin embargo pide que el Señor le permita ver. Ese anhelo que se convierte en fe permite que el milagro se realice. Inmediatamente el que estaba afuera del camino, sentado y ciego. Recupera la vista y se pone en marcha, en Camino- Que es volver a vivir, volver a recorrer el camino de la vida. Ya no pidiendo migajas, sino Alabando y viviendo el banquete que significa la Gloria de Dios.
Ojalá al igual que los personajes de este relato podamos descubrir dónde estamos ubicados. Si postrados al costado del camino, comencemos a Gritar al Señor porque está pasando por nuestra vida y nos tiene preparado un banquete magnífico. Si estamos en la procesión, es decir caminando con el Señor, tengamos especial cuidado de no callar a los que están afuera, sino más bien nuestra actitud sea la de animar a los que están ciegos y fuera del camino multiplicando esta expresión: ¡Ánimo, levántate, el Señor te llama! 











Saludo de bienvenida

Queridos Herman@s:

Paz y Bien en Jesucristo que ya nos ha 
salvado.


Herman@s alzamos nuestras voces para proclamar la Buena noticia que nos encomendó Jesús (Mt 28,18-20). Queremos ser transmisores de la Plenitud de la Revelación (DV 7), Jesucristo quien es: Luz, Fuerza, Sal, Fuego, Agua, Vino, Esperanza, Misericordia, Perdón, Amor, Familia, Hermano, Compañero de viaje, Maestro. Nos sentimos con Él,  hijos, hermanos y por último ANUNCIADORES de su mensaje y TESTIGOS  de su presencia viva en la Iglesia.

Somos el pequeño rebaño que ponemos oído atento a la Palabra de Dios, celebrada en la liturgia y en la vida de las comunidades de oración. Nos sentimos llamados a actualizar el mensaje de Jesús dentro de nuestra Iglesia y nos ponernos al servicio de ella, a través de la evangelización y predicación de la Palabra de Dios.

En este blog queremos compartir con ustedes todas las semanas la reflexión del Evangelio Dominical y esperamos sus comentarios, sus experiencias de vida y encuentro con Cristo y hacer de este espacio un lugar consagrado a Dios.

La Fuerza y el Amor del Espíritu se quede en nuestros corazones.

   Elio y Esteban